Desde la época de Sócrates han vivido
muchos hombres empeñados en discutir las creencias aceptadas y
presentarnos las cosas conocidas bajo una óptica distinta. A
Sócrates se le acusó de exagerar el poder de la razón y de
utilizarla sólo negativamente, pero desenmascarar errores y
desembarazarse de la broza intelectual es un paso necesario para
descubrir la verdad. Al cuestionar temas aceptados por todos,
Sócrates no contribuyó a mantener la estructura tradicional,
mientras la polis se cimentaba en unas ideas de las que nadie
dudaba, como ocurre con toda institución humana.
Platón, discípulo de Sócrates, se
inspiró en él y trató de llegar aún más lejos. Pensaba que la razón
nos proporciona la certeza de la existencia de conceptos tales como
la justicia, la belleza y la bondad en un mundo compuesto de ideas.
No quería decir con esto que existieran en la mente de una persona
(como cuando decimos «Tengo una idea»), sino que en alguna parte hay
un mundo de realidad inmutable más allá del mundo material mudable.