viernes, 23 de enero de 2015

Diógenes de Sinope, Diógenes de Sinope llevó hasta el extremo las ideas del fundador de esta filosofía, Antístenes.


Residía en una tinaja, comía junto a los perros y hacía todas sus necesidades en público. Hoy en día, «el síndrome de Diógenes» designa un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y por la acumulación de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos

Antes de partir a la conquista de Asia, Alejandro Magno se detuvo en Corinto y pidió conocer «al filósofo que vivía con los perros», o al menos eso cuenta una leyenda de larga tradición. El joven macedonio quedó asombrado con Diógenes de Sinope, pues no se parecía a ningún sabio que el joven macedonio, educado por Aristóteles, hubiera conocido o imaginado nunca: dormía en una tinaja y se rodeaba las veinticuatro horas del día por una jauría de perros. Alejandro entabló conversación con el entonces anciano y, horrorizado por las condiciones en las que vivía, le preguntó si podía hacer algo para mejorar su situación. «Sí, apartarte, que me estás tapando el Sol», contestó el filósofo de malas maneras al que era ya el dueño de Grecia. No en vano, según la leyenda, el macedonio no solo aceptó el desplante sin enfadarse, sino que le mostró su máxima admiración: «De no ser Alejandro, yo habría deseado ser Diógenes».
Perteneciente a la escuela cínica, que consideraba que la civilización y su forma de vida era un mal en sí mismo, Diógenes de Sinope llevó hasta el extremo las ideas del fundador de esta filosofía, Antístenes. Lejos de lo que hoy se entiende por cinismo (tendencia a no creer en la sinceridad o bondad humana y a expresar esta actitud mediante la ironía y el sarcasmo), las ideas de Antístenes buscaban alcanzar la felicidad deshaciéndose de todo lo superfluo. Así, este discípulo directo de Sócrates se retiró a las afueras de Atenas para vivir bajo sus propias leyes, sin obedecer a las convenciones sociales. No obstante, fue su aventajado discípulo, Diógenes, quien hizo célebre su obra a través de la indigencia más absoluta.
Poco se sabe sobre la infancia de Diógenes, nacido en la colonia griega de Sínope (en la actual Turquía) en el 412 a. C, salvo que era hijo de un banquero llamado Hicesias. Ambos se dedicaban a fabricar monedas falsas, algunos historiadores han sostenido que con fines políticos y no por lucro personal, hasta que fueron desterrados por esta causa a Atenas. Los arqueólogos, de hecho, han podido corroborar el episodio a través del gran número de monedas falsificadas con la firma de Hicesias, el oficial que las acuñó, encontradas en el lugar de nacimiento del filósofo.

Vestido solo con una humilde y roída capa

Decepcionado por la superficialidad de los atenieses y sus rigores sociales, el joven filósofo conoció a Antístenes –un discípulo de Sócrates que, según Platón, estaba presente durante su suicidio–. Diógenes tomó al pie de la letra las enseñanzas de su maestro, entregándose a una vida de extrema austeridad con la pretensión de poner en evidencia la vanidad y artificiosidad de la conducta humana. Así estableció su vivienda en una tinaja, que solo abandonaba para dormir en los pórticos de los templos, se vistió con una humilde capa y comenzó a caminar descalzo sin importarle la estación del año. Sin embargo, según cuenta el mito sobre su vida, para el griego nada era lo suficientemente humilde y siempre encontraba nuevas formas de reducir su dependencia por lo material. En una ocasión, vio como un niño bebía agua con las manos en una fuente: «Este muchacho –dijo– me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas», y tiró su escudilla (un recipiente semiesférico usado para trasladar líquidos). También se despojó de su plato al ver que a otro niño, al rompérsele el suyo, puso las lentejas que comía en la concavidad de un trozo de pan.
La actitud de Diógenes, no en vano, podía pasar en ocasiones por la de un provocador obsceno o la de un elemento subversivo. Además de hacer sus necesidades a la vista pública, como prueba de que ninguna actividad humana es tan vergonzosa como para requerir privacidad, se masturbó en el Ágora, la principal y más transitada plaza de Atenas, sin más explicación que «¡Ojalá, frotándome el vientre, el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!». Y, entre las numerosas anécdotas sobre su vida, también destaca por ofensiva la actitud que padeció un adinerado hombre que tuvo la osadía de invitarle a un banquete en su lujosa mansión con la única prohibición de que no escupiera en su casa. Diógenes hizo unas cuantas gárgaras para aclararse la garganta y le escupió directamente a la cara, alegando que no había encontrado otro lugar más sucio donde desahogarse.
Por supuesto, la mayoría de estas historias caminan entre el mito y la realidad, y sirven sobre todo para trazar el retrato de un hombre que, a pesar de vivir de forma diferente al resto, casi en la indigencia, era admirado por la mayoría de atenienses. El «Sócrates delirante», como le llamaba Platón, era respetado por su crítica a las diferencias de clase y su desdén por las normas de conducta social. Dentro de la doctrina de los cínicos, los animales eran el ejemplo perfecto de cómo alcanzar la felicidad a través de esta rebelde autosuficiente. Quizá por ello, Diógenes se rodeó de una jauría de perros con la que, relata el mito, compartía su comida y dormía agazapado. Pero lejos de ser alguien carente de humanidad, Diógenes despreciaba a los hombres de letras por leer los sufrimientos de «Odiseo» desde la distancia mientras desatendían los suyos propios y abogaba por preocuparse por las cosas verdaderamente humanas, sin artificios ni tintas de por medio.

Capturado por piratas y vendido como esclavo

Sin conocerse realmente las circunstancias que le llevaron a Corinto, donde tendría el encuentro con Alejandro Magno, la leyenda sostiene que Diógenes fue capturado por unos piratas y vendido como esclavo cuando se dirigía a Egina (Islas Sarónicas, Grecia). Fue comprado por un aristócrata local, Xeniades de Corinto, quien le devolvió la libertad y le convirtió en tutor de sus dos hijos. Pasó el resto de su vida en esta ciudad, donde de la misma forma son fértiles las estrambóticas anécdotas sobre el comportamiento del filósofo. Precisamente, a cuenta de su muerte, también se han escrito diferentes y fabuladas versiones. Según una de ellas, murió de un cólico provocado por la ingestión de un pulpo vivo. No en vano, la más excesiva asegura que falleció por su propia voluntad: reteniendo la respiración hasta quedar sin vida. «Cuando me muera echadme a los perros. Ya estoy acostumbrado», fueron sus últimas palabras. Su ocaso aconteció el mismo año, el 323 a. C., que el gran Alejandro.
En la actualidad, se designa al «Síndrome de Diógenes», en referencia al filósofo, como el trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social y la acumulación en el hogar de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos. En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta, bautizándolo en 1975 con el nombre del estrambótico filosofo. No obstante, desde el punto de vista histórico la vinculación de este trastorno con el comportamiento austero del griego es incorrecta, puesto que la acumulación de cualquier tipo de cosas es lo contrario a lo predicado por aquel hombre que vivía en una tinaja.

domingo, 18 de enero de 2015

Controla el nivel de Colesterol en tu sangre es facil

18 de enero 2015 - 10:23 am
Cuidar nuestra salud es algo primordial en nuestras vidas. Definitivamente controlar nuestro nivel de colesterol es algo que puede evitar que suframos diferentes problemas o enfermedades.

Dejar de comer grasas no siempre es lo ideal, hay que saber llevar una dieta balanceada para hacerlo.

Aparte de la dieta, hay ciertos hábitos que podemos cumplir para que el alto colesterol no sea parte de nuestro cuerpo. Los problemas cardíacos son el principal riesgo que podemos sufrir en caso tengamos el colesterol alto.
Un aguacate al día. Comer un aguacate diario ayuda a regular los niveles de colesterol dentro de una dieta moderada en grasa. Es ideal si la persona sufre de obesidad o sobrepeso.
Lee las etiquetas. Este es un hábito muy importante que debemos adquirir. Leamos siempre las etiquetas de los alimentos que consumimos, así podemos evitar los que son muy altos en grasa, o conseguir productos cardiosaludables.
Actividad física. Sin dudas, hacer deportes o alguna actividad física es muy saludable para el cuerpo humano. Esto disminuye el colesterol y los triglicéridos, aumentando así el “colesterol bueno”.
Alimentos de proteína magra. Trata de seleccionar este tipo de productos para que tu colesterol sea el ideal. El pescado, la soya, el pollo sin piel y los productos lácteos son algunos de los alimentos que debes consumir.

viernes, 2 de enero de 2015

Lucille Ball...una mujer maravillosamente divertida

Biografía de Lucille Ball

Su nombre completo era Lucille Desiree Ball, nació el 6 de agosto de 1911 en Jamestown, Nueva York.
Quedando huérfana de padre siendo aún una niña, Lucy y su hermano menor fueron criados por su madre y sus abuelos. Cuatro años después de la muerte de su padre, su madre volvió a casarse con Edward Peterson, un Shiner que cuando quedó sin vocalistas en su grupo musical, animó a su hijastra para que se presente a una audición.
En 1929, la joven Lucy comenzó a trabajar como modelo y tiempo después daría inicio a su carrera en Broadway presentándose como Dianne Belmont.
A comienzos de la década de los años treinta, Lucy comenzó a actuar en varios papeles pequeños radiales, debido a que fue contratada por RKO Radio Pictures. En 1940 era conocida como la Reina de las Bs, ya que tenía en su haber, una serie de roles en películas de clase B.
Mientras ya había alcanzado la fama, Lucy conoce y se enamora de Desi Arnaz, un actor cubano, con quien se casa en 1940.
Sería conocida en el mundo de la televisión en 1951 cuando se creó la serie “I Love Lucy”, donde trabajó con quien fue su marido, Desi Arnaz, dándole vida a su esposo en la ficción Ricky Ricardo y con los actores Vivian Vance y William Frawley.
En ese mismo año, Lucy y Desi se convierten en padres de su primera hija, Lucy Desiree Arnaz. Un año y medio después, nacería su segundo dijo Desiderio Arnaz IV, llamado Desi Arnaz Jr.
Fue tan exitosa la producción que se hicieron 180 episodios y duró hasta 1957. Debido a la enorme fama y dinero que se ganó con esta serie, los productores cambiaron el formato del programa y lanzaron otra serie muy similar que se llamó “The Lucy-Desi Comedy Hour”, logrando tres temporadas y 13 episodios desde 1957 hasta 1960.
Al finalizar esta serie, el matrimonio de Ball se desintegró y decidió divorciarse de Desi Arnaz, el 4 de mayo de 1960.
Dos años después, Lucille es convocada para hacer un nuevo programa, esta vez del lado de la CBS titulado “The Lucy Show” durando hasta 1968 con un total de 156 episodios.Continuó después con “Here’s Lucy” hasta 1974 con un total de 144 episodios.
En 1977, Lucy se convirtió en una de las primeras ganadoras en recibir el premio “Women in Film Crystal”. En 1979 recibió el premio Cecil B. DeMIlle.
En 1986, los productores quisieron nuevamente lanzar un programa parecido al que llamaron “Life with Lucy”, el cual resultó ser un autentico fracaso luego de transmitirse sólo 8 episodios de los 13 que se grabaron en total.
A pesar de todo, Lucille fue honrada con el premio a la trayectoria del Centro John F. Kennedy y en 1989 se le otorgó el premio Gobernadores gracias a la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión.
Casada por segundas nupcias en 1961 con el comediante Gary Morton, quien era su socio, en 1989 la actriz de 77 años fue diagnosticada con una disección aórtica, sometiéndose a una cirugía de corazón, en donde se le colocó una aorta de un donante muy joven. Luego de haberse recuperado, se despertó el 26 de abril con graves dolores en la espalda, la aorta se había roto y a pesar de los muchos intentos que se hicieron para salvarle la vida, Lucille Ball falleció antes de las 6 de la mañana.