Si pudiese disfrutar de una tertulia, con la visiòn de la logica y la retorica que tan bien dominaba dicha mujer, sencillamente seria fascinante
Sus obras de teatro abordaron diversidad de temas. Sus dramas más célebres son Los empeños de una casa, una comedia de enredos, y Amor es más laberinto, donde retoma el mito de Teseo.
En sus autos sacramentales se muestra su literatura más teológica. Los más importantes son El divino Narciso, El cetro de José y El mártir del Sacramento, dedicado a San Hermenegildo. Las tres obras fueron escritas por encargo par la corte de Madrid. También escribió varios villancicos que fueron populares en las iglesias de la ciudad de México.
Uno de sus escritos emblemáticos fue la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz”,
considerado un texto precursor del movimiento moderno de liberación
femenina. En la carta, respuesta a la exhortación de obispo a abandonar
su labor intelectual, rechaza la opresión del clero y reivindica el
derecho de las mujeres a la educación, dentro de los cánones de la
época.
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana fue una
de las mayores exponentes de la literatura novohispana del siglo XVII
(época del Virreinato en México). Su obra no solo se considera lo mejor
de las letras mexicanas en su época, si no que es pionera en la poesía
femenina y en la reivindicación de la educación de las mujeres mucho
antes de que las primeras escritoras feministas hicieran sus primeros
escritos. Su obra desprende una fascinante mezcla entre amor y
religiosidad. Era mujer, escribía sobre amor y era monja: Sor Juana Inés de la Cruz.
Biografía resumida de Sor Juana Inés de la Cruz
Sor Juana nació el 12 de noviembre 1651 en San Miguel Nepantla, en el
Virreinato de Nueva España, actual territorio de México. Su padre la
abandonó apenas nacida y vivió con su madre en casa de su abuelo, Pedro
Ramírez, donde abundaban los libros. Allí aprendió a leer y escribir
desde muy pequeña, algo insólito para una mujer en la época. Ya a
temprana edad se revelaba como un prodigio literario e intelectual, por
lo que ingresó a la corte del virrey novohispano Antonio de Toledo y
Salazar. Su mecenas era la propia virreina, Leonor de Carreto.
Impulsada por el padre Núñez de Miranda, en 1667 abandonó la corte
para entrar a la vida religiosa y dedicarse a las letras, ya que era la
única manera para una hija ilegítima tenía de continuar sus estudios. La
vida religiosa no significó para Juana Inés un aislamiento en los muros
del convento. Al ingresar en la orden de San Jerónimo, fundó un salón
frecuentado por la elite intelectual de la época. Su biblioteca era la
colección de libros más grande de Nueva España. En este periodo entabló
cercana amistad con la virreina María Luisa Manrique de Lara, quien
llevó varios textos de Sor Juana a España para su publicación.
En sus últimos años, tras la muerte de sus mecenas y varios miembros
de la orden de San jerónimo, Sor Juana abandonó la escritura para
dedicarse a sus tareas religiosas. Algunos historiadores sostienen que
autoridades misóginas de la Iglesia le prohibieron continuar
escribiendo. Falleció en 1695 a los 43 años, a causa de una epidemia de
tifus.
Las obras de Sor Juana Inés de la Cruz
Sor Juana Inés de la Cruz escribió principalmente poesía, aunque
también cultivó otros géneros como el auto sacramental, el teatro y la
prosa. Su estilo se inscribe en el barroco predominante en la época,
aunque se distinguió de otros escritores novohispanos cuya obra era una
mera copia de la literatura española. Las obras de Sor Juana están
influidas por el culteranismo de Góngora y el conceptismo de Quevedo,
pero va más allá de las tendencias y corrientes para consagrarse como
una de las grande figuras literarias del barroco hispanoeamericano.
En su obra lírica prevalece el contenido amoroso, aunque también
escribió elegías para personajes de su tiempo. Su poema más famoso es Primero Sueño,
el único que, según testimonio de Sor Juana, escribió por placer y no
por encargo. Es un poema de 975 versos donde realza el potencial
intelectual del ser humano.
Sus obras de teatro abordaron diversidad de temas. Sus dramas más célebres son Los empeños de una casa, una comedia de enredos, y Amor es más laberinto, donde retoma el mito de Teseo.
En sus autos sacramentales se muestra su literatura más teológica. Los más importantes son El divino Narciso, El cetro de José y El mártir del Sacramento, dedicado a San Hermenegildo. Las tres obras fueron escritas por encargo par la corte de Madrid. También escribió varios villancicos que fueron populares en las iglesias de la ciudad de México.